jueves, 2 de febrero de 2012

La voluntad del Amor.

¿Alguna vez pensaste que el amor fuera a encontrar su sacrificio?... ¿o que el sacrificio fuera llegar a tales dimensiones para que los encuentros con el esfuerzo fueran a terminar en una respuesta única para dos enamorados?...quizá amor no signifique pesadumbre y quizá en amarse no tienen que poner ahínco dos enamorados, pues el anhelo de la querencia empieza cuando dos personas involuntariamente se encuentran y comienzan a desarrollar su voluntad al aviso de una intuición mutua que encanta la razón, despojándola de sí misma para acércala más hacia el fin de su ilusoria carrera, espumando hasta un punto desconocido que ambos ignoran y tienen por cierto cuando aceptan un abrazo y sienten dilatar las formas de sus cuerpos, cohesionados en un beso que sabe al éxtasis de un dialogo consumado que va derritiéndose entre los labios…y las lenguas con esas palabras se tocan… ellos se miran, los demás también los voltean a ver y la gran mayoría ahora piensa que no por tocarse lo hombres son pecaminosos ni los versos por tocar éstos temas pierden su veracidad, sólo es que el Amor cuando trata de Amor gana más adeptos, pierde su propia cordura y recupera lo nunca perdido y lo que dio sin darse cuenta: esas ganas de decirlo tan sabrosamente como sabe, esas razones muchas para gustar lo que el sentimiento no puede y la imaginación guisa, esa forma de morder un verso con los labios ajenos en el borde último de la realidad.

Esas ganas que tiene la intuición de juzgarse a sí misma existe allá donde comienza el Amor.

¿O acaso alguna vez olvidaste lo que significa un sacrificio?...¿acaso perdiste ya las ganas del estudio y la persistencia de la voluntad?…¿crees que el Amor se gana sólo por estar con él y andar perdiendo en todo lo demás?... ¡O quizá te ganó el ocioso razonar al que tienden los hombres cuando colocan su discernimiento en la moderación de los prejuicios!... ¿Por qué acaso no preguntas esto al hombre que ahora se encuentran a tu lado?...¡sí!… ¿por que no comienzas una platica, lo sacas de la suya y quizá así lo encaminas hacia una mejor para los dos?. Y ya si ninguno se encontrase pregúntate a ti mismo: ¿será que en vez de lanzarte al mar de una conversación abierta preferiste cómodamente seguir en el charco bienhechor de la lectura?... ¡entonces felicidades! si estas por adiestrar el dialogo para hilarlo en las grandes aguas de la vida, porque quien se ahoga en el lenguaje de una pagina no podrá continuar nadando en el fondo de un simple mar de diálogos fugaces en el cotidiano, y luego cuando llegué el océano del Amor en su boca buscará las palabras que no existen, ejercitará los métodos innecesarios, encontrará pizcas de necesidad para evadir la comunicación y después de esto desazones y otros que aquí se callan el alma se cansará de tanto perseguir a ciegas el espíritu: la unidad no comprenderá al ente, el alma dejará de razonar, el espíritu no tendrá vida y el curso del dialogo no se dirigirá hacia el ritmo de ninguna intención… ¡ese pobre hombre vivirá sin Amor!

Y un hombre sin Amor no tiene vida, y la vida que se conciba sin ella no podrá sobrellevarla en sus huesitos ni el más osado de todos los tercos músculos.

Porque la voluntad del Amor existe en los preámbulos de una intuición que incita a la razón a dejarse para encontrar el motivo de su primera llama, como si todo pensamiento hilado después del primero tuviera una forma tan viva que ella misma fuera incapaz de ver el encanto de su mirada con sus propios ojos. Por eso es necesario el Amor, pues cuando la razón no es regla un cierto grado de intuición coloca la primera piedra para que dos personas acepten el trayecto de su confluencia y decidan continuar en conjunto un camino que tiene envergadura para uno o para dos.

Y es ahí que sigue decir, la voluntad del Amor puede ejercerse en compañía propia o diversa, ejecutándose éste curioso fenómeno en todas las almas respetado para cada cual sus grados, pues hay quienes tienen por gloria la soltería y otros cuantos que no ven otra forma de existencia que en boda y casamiento. Mas por seguro afirmamos que aún en las más resuelta soledad es necesario sentir una plática y de igual forma el acaramelado necesita saborear por momentos las dulzuras que otorga el retiro para gustar de su propia identidad.

Por eso la voluntad en al amor no se exige se recibe sin esperarse, no se espera se da sin condición y no coloca condiciones para que el afán se manifieste tal cual y como es: allí el amor es voluntad y sus ganas se comparten.

Querido amigo y confesor, es poco lo que el hombre tiene que aprender en una vida, y parece que es mucha la vida que se le deja al hombre para caer en un solo error, por eso te digo amigo y estimado confesor, que por mucho que halles al ocio en las esquinas donde se detengan tus actos, no dejes que la holganza se quede sola en pensamientos, más bien acompáñala como buen caballero que eres y de ésa escueta masa esculpe con la acción una forma humilde y esforzada con los usos de tu trabajo, pues en un momentico la voluntad puede toparse con la belleza y entre anhelos, deseos y afanes, la obstinación terminará por reírse, el cansancio se volverá perseverancia, el empeño costumbre y por hábito, estilo y luenga tradición te encaminarás con aquellos que aman simplemente al Amor.